lunes, 8 de marzo de 2010

La noción de Pueblo

La noción de Pueblo según sus criterios de legitimidad y las mentalidades e imaginarios que la acompañan.
¿Dónde nace esta difícil cuestión?
Tenemos que remontarnos al siglo XVII en la Inglaterra, que todavía sustenta el poder real y utilizaremos como primer texto el de Edmund S. Morgan que se titula justamente ¿Qué es el pueblo?...[1]
Curiosamente el Pueblo está compuesto por los gobernados y también por los que lo gobiernan, en la ficción que representa al Rey como soberano y a su vez como representante único del Pueblo, otorgándole dicho poder al Parlamento.
¿Cuál era su primer criterio de legitimidad?
Estos representantes en la isla, eran elegidos desde 1430 por varones adultos, propietarios de tierras.
Pero en las colonias, en pleno siglo XVII, los representantes eran escogidos por los “hombres libres” ó sea por los accionistas de las Compañías que se hubieran asentado en la América Septentrional ó también, como ocurriera en la colonia de Massachussets al deliberar en la metrópoli, por todos los varones miembros de la iglesia puritana ortodoxa.
Como se puede ver, esta ficción era restringida, pero el común denominador era el pertenecer a una cierta comunidad geográfica, para que esos electores pudieran elegir representantes.
Pero este relato se va a complicar a partir de la década de 1640, cuando se comienza a considerar que todo parlamentario, al heredar al Rey que representaba a todo el Pueblo, pasa a representar a todo el reino, más allá de su elección local ó regional.
Es decir el Pueblo Soberano era el de toda la isla ó colonia. Demasiado numeroso para actuar por sí mismo y tomar el gobierno en sus propias manos.
Y he aquí que la ficción parlamentaria llega a su máximo, puesto que este Pueblo total, no podía ejercer autoridad alguna, por lo que quienes veían conculcados sus derechos y limitadas sus garantías, eran los participantes del pueblo real, aquellos que había elegido a sus representantes, desde sus comunidades geográficas, que ya no los representaba localmente.
Debemos recordar a su vez que esta ficción de pueblo no es estática, es algo en perpetuo movimiento, no es igual en dos momentos diferentes, simplemente porque alguien nace y alguien muere.
Como un juego de máscaras, en esos lejanos tiempos, finalmente el ejército será visto como cabal representante del Pueblo, porque ha sido seleccionado y es una posibilidad de orden sobre la multitud.
Se dirá entonces que será la mayor razón, la militar, sobre la mayor voz, la del Pueblo y éste a su vez tenderá a transformar su semblante en el tiempo, como ocurriera en “El retrato de Dorian Grey” de Oscar Wilde.
Hay un segundo texto que nos va a orientar en otra dirección en la noción de Pueblo. Se trata de lo que ocurriera en el siglo siguiente al otro lado del Canal de la Mancha[2]
La aparición de la Razón es el minucioso relato que Pierre Rosenvallon muestra en la Revolución Francesa, traída como la Ley, según el Abate Pierre, cuyos antecedentes aparecen en los fisiócratas, que sostienen que la libertad de los hombres, nace de la observación de las leyes de la Naturaleza. Y que esa libertad la garantiza la evidencia.
La evidencia es vista como principio de autoridad, de unanimidad, ante la dispersión de las opiniones y de las voluntades. Era la Razón Universal.
“La evidencia, que es una, no puede representar más que un solo punto de reunión de las voluntades y las fuerzas” escribe Le Mercier de la Riviere.
Y he aquí que este principio de unidad, es una verdadera divisoria de aguas, con la teoría inglesa de la representación, que es vista como principio de la diversidad.
Sin embargo, lo importante es que la evidencia surge de la confrontación de los filósofos, es un debate entre expertos y no un debate popular.
La instrucción pública y la libertad de prensa son vistas como formas de difusión de la Razón, que se expande por imitación, desde “los mandarines”, los hombres de letras que encarnan al Estado racional.
Por lo cual vemos surgir otra ficción en la noción de pueblo, porque en 1789, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, dice que “la Ley es la expresión de la Voluntad General”.
Si bien esto expresa un antiabsolutismo claro, el principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación.
Es decir que en principio, en las mentalidades e imaginarios de esa época, la voluntad general no es en principio la voluntad popular.
Lo aclarará el propio Jean Jaques Rousseau al decir que “lo que generaliza la voluntad pública, no es la cantidad de votantes, sino el interés común que los une”.
Y al agregar “cuanto más se acerquen las opiniones a la unanimidad, más predomina la voluntad general”
Se trata de organizar la voluntad y la persona nacionales, dirá Carré de Malberg.
Pero la tensión entre la Razón y el Número crece, porque al rechazar la democracia clásica a la inglesa en la representación, la política francesa oscilará entre los liberales aristocratizantes y la democracia real ó sea “las masa enormes que componen la monarquía francesa”, como decía Rousseau.
Condorcet mostrará esta tensión, cuando escriba en 1793, “Después que las Asambleas hayan sido constituídas, pueden estar animadas del espíritu público ó de un capítulo aristocrático, convertirse en cuerpos aislados ó permanecer como representantes de los ciudadanos”
Pero también en el Terror de 1793, el derecho de acusación, que puede concluir en la guillotina, sirve para proclamar la voluntad general, que se expresa en el día a día.
Finalmente Le Mercier dirá que por examen se dividirá al Estado entre plebeyos y ciudadanos con capacidades.
O sea, que como en Marat-Sade de Peter Weir, esta otra ficción oscilará entre el Número y la Razón.
Pero de esta disyuntiva surgirá una nueva ficción.
De esto se ocupa un muy interesante texto de George L. Mosse.[3]
De la llamada voluntad general en el siglo XVIII, va a surgir a comienzos del siglo XIX, a través de la presencia de ritos, fiestas, mitos y símbolos la llamada soberanía popular.
Allí vuelve a ponerse en juego el concepto democrático de la representación. ¿Lo es solamente el parlamentarismo liberal?
O lo es el universo en atuendo festivo, en estado primigenio, dirá Schelling en 1802 y entonces veremos aparecer lo estético y lo artístico en esta nueva noción de pueblo.
Porque va a aportar a este mundo, es de suma importancia la presencia del romanticismo, con toda su carga de irracionalidad, de simbolismo y de mitología.
Esa nueva plenitud del mundo tendría también su vertiente religiosa.
Tal es que se puede interpretar a las ideas del nacionalsocialismo como una nueva teología, alejada de los compuestos racionales de la Modernidad.
Tan alejada, como que la magnificencia de las festividades políticas, eclipsaba nítidamente la teoría que podrían haber desarrollado los movimientos nacionales.
La vía no era puramente racional sino inmediatamente emocional.
Quizás Erik Erikson logre acercarse a este mundo cuasi mágico cuando asevera “El ceremonial permite a un grupo comportarse de una manera simbólicamente ornamental, de modo que parece ofrecer un universo ordenado, cada partícula logra una identidad, en función de su simple interdependencia con todas las demás”
Pero esto, desde ya no era nuevo…En la revolución Francesa, la Virgen María había sido reemplazada por la Diosa Razón, el culto a la Virgen por el culto racional y de hecho, el drama de Joseph Chenièr, “El triunfo de la República”, llevó a todo el mundo a escena. desde mujeres y niños hasta funcionarios y soldados.
Notre-Dàme pasó a ser el Templo de la Razón, y como en el teatro griego, fueron venerados los primeros rayos del sol.
Se trata entonces de una religión secular. Se trata de la estetización de la política.
Que ello tenía presencia desde las lejanas Grecia y Roma, se vería en la búsqueda de la belleza y de la forma: de lo dionisíaco y de lo apolíneo, de la monumentalidad y del movimiento.
La hermosa Humanidad se expresaba en el arte griego.
Se hablaba de sencillez, serenidad, nobleza y belleza.
Se hablaba del perfil griego como la parte más elevada de su arte.
De allí a llevar ese perfil como monopolio de la raza aria habrá un paso.
El perfil aplastado de los africanos y la supuesta fealdad de la nariz judía fueron señalados. Y se comparó a estos con los monos.
Estas nociones nos van acercando al ideal de pueblo elegido.
Los motivos griegos y romanos fueron incorporados a los monumentos y a las estatuas.
Y va a surgir el monumentalismo, en el tiempo de los movimientos de masas enfervorizadas, constituyendo una unidad en las gradas teatrales.
Jurgen Dieckert señala las palabras del propio Hitler: “Siempre debemos tener en mente al pueblo y construir estadios que puedan contener entre 150000 y 200000 personas”
Es decir que aquí vemos claramente, esta nueva noción de pueblo asociada al funcionamiento masivo, en lugares construídos apropiadamente.
Y ante la aparición del Romanticismo, aparecerán asociado a lo monumental, lo oriental y lo medioeval con sus elementos góticos.
Era la nueva religión secular del pueblo, que comprendía inclusive, cementerios destinados a los soldados caídos en acción de guerra.
Las pirámides, remedo del misterioso Egipto y las llamas sagradas colaboraron a estos fastos conmemorativos de la unidad popular.
El fuego significaba para los nazis, renacimiento eterno, como el sol frente a la noche y purificación como la luz sobre las tinieblas.
Y la esvástica ó cruz gamada, será una visión especular de la simbología hindú, mientras los colores negro, rojo y dorado vendrían de las fraternidades populares y estudiantiles que lucharon contra Napoleón y se convertirían en la bandera del Reich unificado.
La pigmentación clara, el pelo rubio, los ojos azules y la nariz griega iban a representar a la raza germánica, la forma humana de la noción de pueblo alemán.
Esa idea hablaba también de una belleza espiritual que proyectaba el pueblo alemán, así como los monumentos nacionales lo representaban.
Los gimnastas, la música y las danzas populares ocuparon el espacio público. A los primeros Hitler los halagó diciendo que eran el mejor ejemplo de las fuerzas vivas del pueblo.
El ritmo y la alegría del movimiento del cuerpo en el espacio, fueron los motivos de la danza contemporánea incorporados por Mary Wigman y Êmile Jacques Delcroze en los festivales danzantes populares.
O sea lo espectacular está montado. La monumentalidad se va haciendo…
Las luces están encendidas y las llamas votivas están ardiendo…
Los cuerpos gimnásticos ó danzantes ya han entrado a escena…
Lo artístico y lo estético han seguido el camino de Wagner…
¿Pero cual es el actor que va a ocupar el rol central de esta representación?
¿Quién es el Sigfrido ó el Ricardo III de esta magnífica puesta en escena?…
¿Quién encarnará la voluntad general, la soberanía popular y la casi unanimidad de la que hablaba Jean Jàcques Rousseau…
Para ello debemos adentrarnos en otro interesante texto, el de Petér Frizsche…[4]
El escrito va avanzando desde el final de la primera gran guerra hasta la entronización de Adolf Hitler en el Poder.
Y la caída del Kaiser va seguida de la socialdemocracia al Poder, pero ya desde ese momento, el pueblo alemán estará en la calle y no la abandonará hasta la caída del Tercer Reich.
Y en el primer momento ó sea Noviembre del 18, el regreso de las tropas germanas vencidas, los lisiados y los heridos de guerra, con sus uniformes y armamentos inútiles, dan un tono dramático a las manifestaciones callejeras.
Este pueblo en la calle va a buscar y a explorar nuevas vías de la política.
Es energía combativa y al mismo tiempo frustrada por la derrota.
Pero va a tratar de canalizarla en ese largo y dramático período entre los finales de la década del 10 y el comienzo de la década del 30.
Ya en noviembre del 18 comienzan a circular términos como comunidad del Pueblo, Estado del Pueblo y Partido del Pueblo.
Comienza a hablarse del destino profetizado…”Si el pueblo alemán tomase el destino en sus manos”…escribe una alemana de Leipzig a su hermano…
Se esperaba el nuevo fulgor del pueblo alemán.
Los partidos liberal y conservador pasaron a llamarse: Partido Alemán del Pueblo y Partido Nacional Alemán del Pueblo…
En 1919 aparecerán los grupos de interés: Federación de Empleados Públicos, los químicos, granjeros y artesanos, vendedores, carniceros, tramoyistas, destiladores y relojeros mostraban la clase media en acción.
Era un cúmulo de intereses económicos, acelerado por la devaluación monetaria y el proceso inflacionario, que desgarró a los políticos en sus luchas internas y catapultó, por ejemplo, al Partido del Comercio y de los Artesanos al 33 % de los votos en 1924.
Era el estado del Pueblo reemplazando a la vieja monarquía. Además la hiperinflación de 1922 y 1923 fue asociada al Tratado de Versalles, que había colocado onerosos pagos a la Alemania vencida de la Gran Guerra.
En el 18 el Poder había caído en manos de la socialdemocracia, por el desplome del régimen del Kaiser, post-capitulación. Pero en 1919 las bandas armadas de derecha aparecieron como el poder más importante.
El líder del Partido de Centro y el Ministro del Exterior son asesinados.
Allí asomarán a la luz las nacientes SA de Adolf Hitler.
La retórica antisocialista y antidemocrática animará a las Guardias Cívicas contra los saqueos y contra los obreros.
Era contra la contraofensiva animada por socialdemócratas, socialistas independientes y comunistas y sus huelgas que paralizaban a las metrópolis.
Como en la época del Terror jacobino, en el decir de Ernst Renán, había un plebiscito cotidiano que era nacionalista ó sea se centraba en los ataques a los que se consideraba antialemanes, polacos y cada vez más judíos.
El panfletarismo invadió la Alemania del 18, proclamando la necesidad de la eliminación de los bolcheviques.
A ello hay que agregar la corrosión que va a sembrar en la sociedad alemana la creciente inflación, tan bien retratada en el “El huevo de la serpiente”, el recordado film de Ingmar Bergman.
Los clubs sociales hacia 1924 se convertirían en asociaciones patrióticas como “Cascos de acero” y “Joven Orden Alemana”.
O sea que la organización y el activismo político, de rasgos cada vez más antisemitas, muestran a su vez la indiferencia ó la difamación hacia la parlamentaria República de Weimar.
El día lunes 30 de enero de 1933, ó sea, nueve años después, será un día clave en la historia de Alemania y en la del siglo XX, puesto que el primer actor ha arribado a escena: Adolf Hitler ha sido designado canciller de Alemania.
Y aparece flanqueado por su propio coro, las SA ó divisiones de asalto y las SS, la guardia de seguridad del partido…
“Ríos de fuego”, dirá el embajador francés de las antorchas que las camisas pardas y botas negras blandían en sus manos…
Joseph Goebbels, su muy eficaz heraldo en escena y jefe de propaganda, anotará en su diario: “Indescriptible”…
Un millón de personas certificaron con su presencia en escena, su adhesión al Partido Nacional Socialista, en ese momento.
La radio comienza a propalar a toda Alemania los actos nazis, desde el 5 de febrero que es el entierro del asesinado jefe de las SA, Maiakowski.
Syberger que es el autor de un monumental Hitler cinematográfico, de aproximadamente 8 horas de duración, confiesa que sus primeros contactos como niño alemán, con el Führer, fueron los discursos de Hitler y Goebbels, vía radiofónica.
La violencia irá creciendo geométricamente y quedará en manos casi exclusivas de los nazis, luego del incendio del Reichstag, el 27 de febrero, que le sirve al nazismo para proscribir al Partido Comunista.
El generoso apoyo que recibía el hitlerismo de la población alemana, claramente obscurecido en las historias y filmografía de la postguerra, estaba justificado para muchos, por el hecho de haber desbaratado, con métodos brutales, la posibilidad de la guerra civil y para los nacionalistas no nazis, por hacerles pagar a los eslavos, comunistas y judíos sus presuntas culpas.
El partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, (Nazi) había pasado de menos del 3% de los votos en 1930 al 18% del electorado en 1930 y llegaría al 37% de los votos en 1932.
¿Cuáles fueron las causas del espectacular crecimiento de la popularidad de Hitler y su, en un principio, minúsculo partido?
Evidentemente las cláusulas punitivas del Tratado de Versalles, que obligarían a Alemania a oneroso pagos, como país vencido de la Primera Gran Guerra, hasta fines del siglo XX, no se pueden obviar.
La Paz vergonzosa que había hecho caer al Kaiser no fue la única causa.
Desde ya, la Gran Depresión, graficada por una niña de diez años en una frase notable: “los hombres son tan infelices cuando no tienen trabajo”…
El desempleo llevó primero los votos a Hindemburg, comandante en Jefe durante la Primera Guerra. Era una alianza antisocialista, pero no aristocrática, no era monárquica ni elitista, era autoritaria y reactiva a lo ocurrido entre 1914 y 1918.
Granjeros, campesinos y artesanos estaban en la calle. La clase media, la burguesía alemana estaba en movimiento y en lucha callejera permanente.
A su vez la disolución de los partidos liberal y conservador entre el 20 y el 30, preanuncia la crisis de los restantes viejos partidos.
Esa década es una mezcla de sentimientos patrióticos vociferantes. Miedos a todo lo que suene ó parezca bolchevique y repugnancia hacia el elitismo que había conducido a la gran derrota de la primera conflagración europea,
Lo que la clase media y trabajadora germana quería, era la unidad más allá de la representación de sus variados intereses ó sea la unanimidad de la Nación ó la casi unanimidad que propondría el Partido Nazi.
Adolf Hitler ya en escena y en su rol de primer actor tenía en claro todo esto, basado en tres premisas: la pureza racial de los arios, una era de producción industrial creciente a lo largo del tiempo y unas fuerzas armadas lo más poderosas y modernas posibles.
Hitler había sido enjuiciado al principio de la década por un golpe abortado y aprovechó el juicio para aparecer en las portadas de toda Alemania y proclamarse enfáticamente como el responsable del hecho y apuntar su énergica arenga contra lo que denominaba el republicanismo decadente.
O sea que entre 1924 y 1929 Hitler reorganizó su partido que realizó una cantidad impresionante de actos públicos en todas las ciudades alemanas.
A ello se unía la participación nazi en la vida social barrial y vecinal.
La fría determinación y una creciente autodisciplina los iba a enfrentar a la socialdemocracia, el más grande partido alemán de la postguerra.
A ello se unía una creciente violencia contra los rojos, estuvieran donde estuvieran, fueran socialdemócratas, comunistas, eslavos y sobremanera judíos.
Ante la creciente carencia de los planes sociales oficiales, los nazis organizaron su propio reaprovisionamiento, centrado en las tropas de la SA y de los SS.
A ello se unía la labor incansable de las mujeres ligadas al Partido, en una vasta labor de asistencia social, centrada en hospitales, cárceles y desocupados que requirieran los miembros nazis.
Hitler va apareciendo como salvador nacional contra el desgobierno parlamentario.
El “Heil Hitler” va acompañado de la creciente sensación de emergencia.
Las svásticas más los panfletos desembocan en el 18% de los votos en 1930 para arribar al partido más grande de Alemania entre 1932 y 1933.
El pensar corporativo había cedido paso al lugar que cada alemán no judío podía ocupar en un porvenir de grandeza inimaginable, estimulado por el deporte, la juventud y la participación femenina creciente.
Sin olvidar que un tercio de los votos nazis eran trabajadores, la mayoría industriales y el lema de las elecciones del 32 había sido: “Trabajo y Pan”.
Adolf Hitler había tomado el camino del medio en sus propias palabras, porque: “los nacionalistas de derecha carecían de conciencia social y los socialistas de izquierda carecían de conciencia nacional”.
Haciendo honor a su nombre, el partido nazi se iba a ocupar en el inconsciente colectivo de lo nacional y de lo social.
Pero a su vez los más pudientes distritos apoyaron mayoritariamente a los nazis.
Y entre los intelectuales no todos pensaban como Albert Einstein y Thomas Mann, cuya inclaudicable oposición los iba a llevar lejos de Alemania.
En realidad esta casi unanimidad que apoyaría incontrastablemente a los nazis, denotaría el fracaso del sistema parlamentario democrático, donde el consenso y el diálogo se había tornado imposible, creciendo el pensamiento que para borrón y cuenta nueva de la humillante derrota y del gravoso Tratado de Versalles, se necesitaba una mano lo suficientemente fuerte y autoritaria, como para levantar a Alemania de su terrible caída.
A su vez para comprender la viabilidad del antisemitismo en la Alemania hitleriana, hay que visualizar la larga historia europea desde la expulsión de los judíos de España y Portugal a partir del siglo XV. La Inquisición funcionando a pleno en todo el mundo católico, desde el siglo XVI, hasta su extinción. Los progroms rusos en la época zarista.
La clara presencia del antisemitismo en la Viena del fin de siglo XIX a la que nos referiremos más adelante. Y la acusación que pesara sobre todo el pueblo judío de deicida, desde los dichos y escritos de los relatos bíblicos en los albores del cristianismo y antes de sus sucesivas divisiones.[5]
Pero también esa política de eugenesia racial, se sostendría en otras bases mucho más germanas, puesto que ese nacionalismo a ultranza que encarnara el Führer, evadía la clara división de clases del marxismo ortodoxo, tomaba para sí el frío autoritarismo imperial, para transformarlo en una feroz persecución de sus opositores, desde las calles hasta la cátedras, desde la política hasta el deporte, todo efectuado y basado en la creencia que esa cuasi voluntad general representaba una auténtica revolución nacional.
Sin embargo, si desandamos algo el camino en la flecha del tiempo, nos encontraremos que no todos los liderazgos confluyeron de la misma manera.
En un meduloso texto sobre Viena, de los finales del Imperio Austro-húngaro, se podrá ver como el accionar de tres diferentes liderazgos traccionaron y confluyeron en la disolución de la vida imperial .[6]
Esas figuras son: Georg von Schönerer,( 1842-1921) que fuera una extraña mezcla de aristócrata y populista, defensor de los artesanos y estudiantes desencantados del liberalismo imperial, y a su vez provocador violento, tanto en dichos como en hechos, de todo lo que sugiriera ser eslavo ó judío.
La segunda de esas figuras es Karl Lueger (1844-1910) que realizara un extraño viraje, desde la izquierda hacia la derecha, determinando finalmente, una unión entre los monárquicos, católicos y capitalistas, con un cuidadoso tono antisemita, que se puede sintetizar en su famosa frase: “ judío es quien yo decido”…
La tercera y quizás como reacción a lo anteriormente señalado, es la del fundador del sionismo: Theodor Herzl, (1860-1904) que a contrario sensu de sus predecesores, cultiva y cree en los valores liberales que han sido vulnerados y descubre el antisemitismo no solamente en su asimilada Viena, sino en la capital de las Luces, donde es enviado como corresponsal de la Neue Freie Press, en momentos del famoso caso Dreyfus, el oficial judío, degradado y encarcelado por alta traición, cuya inocencia fuera probada en el famoso escrito de Emile Zolà: Yo acuso…
Su utopía era entonces una utopía liberal. Su grandilocuencia teatral lo convertiría en un Führer de toda su colectividad,
El Sión de Herzl, encarnaba a esa moderna cultura liberal europea perdida.
Los Caballeros de Palestina, el nombre de una organización sionista y su visión de una república aristocrática como la veneciana, lo vinculan con sus dos antecesores, en el hecho del tratar de apartarse de la decadencia austrohúngara, para recrear un mundo, emocional, pasional y preracional, que anime a sus propias masas, deseosas de un nuevo rumbo.
O sea que esta noción de pueblo, creada en estas tres mentalidades diferentes, es ficción de un Todo, en los imaginarios de cada uno de sus propios partidarios.
Diferente es lo que ocurriera en la implantación del sistema electoral en Italia. (1848-1895) a lo que nos referiremos brevemente.[7]
En las mentes de los notables italianos, ó sea los dueños del poder local, la ampliación del juego se insertaba cómodamente en ese dominio paternalista.
Los siervos existían, pero las asambleas debían ser controladas.
Los viajes eran hacia comunas vecinas. Los aristócratas haciendo votar a sus dependientes. Pero no a los suboficiales y soldados.
Era el interregno entre la sociedad de linaje de lo Antiguo y el individuo propietario.
Hay que recordar las reservas de estos liberales con respecto al Estado y su desconfianza hacia lo democrático.
Por ello la informalidad de las prácticas eleccionarias, basadas en realidades más amplias, espaciales, locales ó regionales.
Los notables pasarán a coaptar nuevos núcleos de la sociedad, pero siempre controlándolos.
Las jerarquías sociales se convertirán en jerarquías políticas, lo cual le garantizará permanencia y legalidad, al régimen de los notables.
O sea, son estos personajes los que van incluyendo al resto de la sociedad, notable paralelo, por cierto, con nuestra llamada generación del 80, también en el siglo XIX.
“Saber leer y escribir” podía ser, por ejemplo, una forma de exclusión ó de inclusión, según conviniera ó no a esta férrea lógica de la élite.
Ser elector era una línea directa entre la prerrogativa social y su encarnación política.
En una palabra, la opinión que se diría ilustrada de los notables, pesaría mucho más que su número, en esta ficción, donde la noción de pueblo, sirve ampliada, para legitimar electoralmente una democracia diferencial.
Del período cuasi similar en España, nos van a ilustrar tres testigos de cargo[8]
Cánovas diciendo en el Parlamento: “El cuerpo electoral en España no existe, como no existe el cuerpo electoral, todo movimiento debe partir de la Corona.[9]
Un diplomático inglés escribiría: “En este país, la llamada última, la suprema decisión con respecto al destino político de la nación, no se encuentra en el voto popular”…
“De acuerdo a la letra constitucional, el electorado es en efecto, el factor determinante”… “El Rey puede llamar a gobernar a quien le plazca, aunque la persona encargada no puede hacerlo sin la mayoría parlamentaria”…
“Pero ocurre que esta mayoría no es el resultado del voto popular, sino de los acuerdos y manipulaciones dirigidas desde el Ministerio de la Gobernación”…[10]
Y justamente el Ministro de la Gobernación que se enorgullecía de sus trabajos electorales, enviaría esta nota sumamente aclaratoria:
“Yo considero que la influencia oficial debe extenderse no solo a los empleados de todos y cada uno de los Ministerios, sino también a todos los organismos que de ellos dependen y de todos ellos le acompaño una breve relación, por si estima conveniente dar las órdenes necesarias para que esa influencia se haga sentir”[11]
O sea, como acotaría un diario con respecto a las elecciones: “Eran a manera de operaciones matemáticas hechas con tinta de las oficinas, por la mano serena, inflexible y calculadora del Gobierno sobre una losa de mármol blanco, bajo la cual dormía la opinión del país, indiferente y escéptico”.[12]
Evidentemente, en estas mentalidades lo que se ficcionaba casi totalmente, era el supuesto liberalismo y la naciente democracia.
La noción de pueblo yacía como totalmente instrumental al uso del Poder, como lo muestran acabadamente los testimonios que acabamos de transcribir.
Hemos comenzado este periplo con la política británica del siglo XVII, Podríamos concluirlo con lo que ocurría en las islas a fines del siglo XIX.[13]
Dos figuras dominarán este período. Una será la de Gladstone que representará la política liberal de tal manera que podría decirse de él las palabras de Sydney Webb, en septiembre de 1901: “Una reforma liberal nunca es sólo un instrumento social para una finalidad social, sino una lucha del bien contra el mal”.
Es decir había aquí un fin moral vinculado directamente a las libertades individuales, la libertad de comercio y la libertad religiosa.
Con Gladstone, los primeros obreros arriban al Parlamento. Estos lib-lab, al contrario de lo ocurrido dos siglos atrás, representaban al pueblo real, aquel que caminaba por las calles de la Gran Bretaña.
Sin embargo entre 1874 y el final del siglo se podrá percibir el Renacimiento Conservador, explicitado por The Times, en su edición del 7 de octubre de 1891: “Es significativo que los electores del distrito reformado de Westminister hayan preferido al conservador desconocido que vendía libros,(W.H. Smith)antes que el famoso liberal (John Stuart- Mill), que los escribió”.
La burguesía inglesa, no estaba de acuerdo con impuestos excesivos, ni con cualquier reconstrucción de barrios obreros, que endeudara más al fisco.
Y la figura rutilante de los tories hasta, su muerte en 1881, había sido Disraeli.
De esa manera la clase media inglesa seguía las palabras del jurista Dicey, cuando aseguraba, al desistir de la libertad individual, “puede no encontrar escalas hasta el abismo del socialismo”. Se refería desde ya al creciente rol interventor del Estado, como una tipo de política cuasi keynesiana.
O sea que la noción de pueblo está fraccionada en esta cantidad de intereses que parten ó de la órbita liberal ó de la conservadora, ecuación que deberá irse resolviendo en el día a día de la labor parlamentaria.
Y en el imaginario colectivo prima la atención a los intereses sectoriales que inclinarán las votaciones hacia uno ú otro sector.
Esta noción de pueblo que se va constituyendo de acuerdo a los intereses sectoriales que acompañan ó no determinada política y el imaginario colectivo liberal ó conservador, tiene su correlato en la política de los siglos XX y comienzos del XXI en la ex colonia británica: los Estados Unidos de Norteamérica.
Mientras que los que reclaman la voz casi unívoca de la voluntad general e invocan la soberanía popular como la voz de la Nación, son los herederos de ese momento tan especial de la Historia humana que se denominara Revolución Francesa.











[1] Edmund S. Morgan. La invención del Pueblo. Siglo XXI. Editores.
[2] Pierre Rosenvallon. La consagración del ciudadano. Historia del sufragio universal en Francia. Instituto Mora,
[3] George L. Mosse. La nacionalización de las masas. Marcial Pons. Ediciones de la Historia.
[4] Petér Fritzsche. De alemanes a nazis. 1914-1933. Siglo XXI editores.
[5] John Domininic Crossan. ¿Quién mató a Jesús? Las raíces del antisemitismo. Grupo Editorial Planeta
[6] Carl E. Schorske. Viena Fin-de-Siècle. Editorial Gustavo Gili.
[7] Raffaele Romanelli. Las reglas del juego. Notables electores. Elecciones. Quaderni Storici.
Nuova Serie.
[8] José Varela Ortega. De los orígenes de la democracia en España. (1845-1923)
[9] Diario de sesiones, 14-15 de mayo de 1880.
[10] Morier a Granville. 30 de octubre de 1882..
[11] Conde de Romanones. Notas de una vida II. De la victoria de Madrid, en las elecciones de 1909.
[12] El Imparcial.27 de abril de 1884.
[13] Martín Puigh. La construcción de la política británica moderna. Traducción María Inés Tato.
Oxford Blackwell Publishers, 1993.

lunes, 29 de junio de 2009

Baruch Spinoza y la Democracia Contemporánea

En Descartes hay un sujeto soberano muy cuestionado. El individuo = vulnerabilidad,
Desarrollo de una subjetividad con la historia del capitalismo.
Producción= actividad.
El estudio de las pasiones coloca al individuo fuera de sí= no unívoco= no unidad.
Las pasiones como propio de las masas ó sea del vulgo.
Se busca disciplinamiento de las masas....
Los neoestoicos son expresamente citados por Spinoza: Séneca y los sentimientos...
Cuando nace Baruch en Amsterdam es la capital de Europa.
Cuando enseña a Jan de Witt matemáticas, éste es el Consejero Principal del grupo de consejeros.
En 1670 el TTP es considerado escrito libertino, antes había escrito el KV: Tratado Breve, el TIE: Tratado de Reforma del Entendimiento: tratado médico.
El Tratado político: TP queda incompleto cuando muere en 1677 escribiendo el capítulo de la Democracia. Allí dirá que el fin del Estado no es la transformación del individuo, sino en realidad la libertad.
Sin embargo no hay idea de sujeto soberano. La única substancia que puebla el Universo es causa de sí y tiene además de los atributos de Extensión : Cuerpos y Pensamiento:Mente-Alma que conocemos infinitos atributos. Los modos como los seres humanos, las plantas, los astros, los animales, son expresión de la única substancia ó sea modificación de la misma.
Lo cual no impide que los seres humanos se comporten como autómatas ó animales.
Quizás su frase más famosa que resalta Bertrand Russell en su Historia de la Filosofía Occidental sea: El Hombre Libre, en nada piensa menos que la muerte, su sabiduría consiste en meditar no sobre la muerte sino sobre la Vida.
La Etica es su magna obra. La escribe entre 1662 y 1675, pero se publica después de su muerte en 1677.

viernes, 19 de junio de 2009

Baruch Spinoza y la Democracia Contemporánea

La temprana Modernidad desde las guerras civiles religiosas 1500 DC hasta la RF.
Epoca de tránsito que no rompe del todo con el Renacimiento.
La Tesis de la Modernidad es Sujeto + Soberanía.
El Sujeto es el burgués, aislado, apropiativo. El Ser medioeval tenía un lugar virtuoso prefijado.
La Revolución científica rompe la cadena del Ser: hay una destrucción del Cosmos finito.
hay una geometrización del Espacio homogéneo.
Del amor a Dios hasta el Amor a sí mismo. Lo humano desplaza a lo divino..
Mientras en Leibniz la persona aparece como sujeto de derecho.
En Spinoza aparece el individuo como un campo de energía.
La Muerte de Dios implica la presencia de la sombra de Dios que persisitirá a lo largo del Tiempo.
El sujeto que es identidad+ autoconocimiento también es una experiencia de miedo y malestar.

viernes, 3 de abril de 2009

Discurso presentación del libro "Frondizi, ese desconocido..."


Ante todo el agradecimiento a los oradores anteriores, que han hablado tan elocuentemente del Doctor Arturo Frondizi…Quisiera comenzar mis palabras refiriéndome a la curiosa gestación de este libro.
Fue hace algunos años a consecuencia de mi inveterada costumbre de escribir cartas de Lectores, que a veces veo impresas. En este caso el diario La Nación me publicó unas líneas en homenaje al Presidente Frondizi. A consecuencia de ello recibí un llamado de la Fundación que auspicia esta presentación, que en la persona del Dr.Carasai, me hizo entrega de los cinco tomos de los Mensajes Presidenciales del Estadista, a los cuales se acaba de referir con su erudición habitual el Dr. Jiménez Rébora. Recuerdo luego que una tórrida tarde de verano, comencé a leerlos y no pude contener un franco sobresalto. Me encontré con palabras atemporales que parecían haber sido escritas en el momento que las estaba leyendo, tal era su actualidad.
De allí me surgió la idea de extractarlos y comentarlos, dejando de lado aquellos pocos que parecían no ser del aquí y ahora…
Del querido Nino Salonia surgió la idea de dividirlos por ítems respetando su cronología, desde 1958 a 1962 y entonces elegí encuadrarlos en tres grandes temas: Política Interior, Relaciones Internacionales y Teoría y Práctica de la Ciencia Política y a su vez del Dr. Carlos Pedro Blaquier, surgió la generosidad de la financiación de la obra, cuando esta estaba finalizada y sincrónicamente tuve la oportunidad de atender a Carlos Pedro en el Centro de Medicina Preventiva, donde trabajo en Diagnóstico por Imágenes. Conté para la edición de la obra con la colaboración de Gìsele Iovine como correctora y de Juan Francisco Miranda mi hijo mayor y su mujer Vanesa Maciel en el diseño de la tapa del libro, que en este mismo año ya habían realizado la estampilla conmemorativa de Don Arturo que les fuera encargada por el Correo Argentino.
Esto con respecto al libro.
Pero a su vez tuve un conocimiento personal de Frondizi que me impactó sobremanera…
Lo había conocido a través de mi abogado, que lo era también de mi padre, el Dr.Eduardo Celesia, hijo del conocido historiador Don Ernesto Celesia, un hombre cuyas cualidades humanas y profesionales he recordado siempre y que Uds. deben saber era abogado del MID ó sea del Movimiento de Integración y Desarrollo que habían fundado Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio. Me impactaba del Estadista, su implacable lucidez con respecto a la política nacional e internacional….Hablara con él del tema que hablara, habría sido del dolor de Malvinas, la Cuba de Castro, el Chile de Allende ó la China que tanto le impactara en su último viaje. No me canso de recordar y repetir una preciosa frase que me confiara en una de mis visitas a su modesto departamento de la Calle Berutti, cuando me aclarara que él en la función de gobierno, cuando le acompañara el ilustre General Juan Enrique Guglialmelli desde el Consejo Nacional de Desarrollo, Frondizi siempre distinguía entre lo prioritario y lo accesorio. O sea una verdadera lección de vida y también de política. Y agregaba con un dejo de ironía que los políticos, como Uds. los médicos refiriéndose a mí, deben estudiar los problemas para poder resolverlos.
De su extrema sensibilidad nos dió una elocuente prueba, al mostrarnos su eterno agradecimiento al que fuera su adversario político, el ex Presidente Arturo Humberto Illia cuando éste visitara diariamente a su hija Elenita en los lacerantes días de su agonía.
Alguna vez nos había dicho de su amada Patria: Argentina necesita un baño de realidad… Creo que esa frase, ahora, la extendería al Planeta entero.
Y refiriéndome a sus propios discursos comenzaré por el discurso radiofónico, que antecede a los Mensajes Presidenciales, cuando el entonces Presidente de la Unión Cívica Radical hablara el 27 de julio de 1955, luego de los luctuosos sucesos de junio del 55, en ese interregno de corto diálogo que se abriera antes de la revolución de septiembre del 55.
En él el Estadista formula cuatro advertencias:
La primera sobre el cumplimiento total y la vigencia plena de la Constitución Nacional.
En la segunda aclara que al movimiento que representa no lo mueve ni el rencor, ni el odio, ni el deseo de revancha.
Agregando “No viene a expresar agravios ni a exhibir culpabilidades, sino a exponer las grandes ideas, en torno a las cuales será posible el reencuentro de los argentinos”
En la tercera dirá: “Queremos la Paz, pero no a costa de la libertad ni de la renuncia a nuestros ideales democráticos.”
En la cuarta señala y exige hechos concretos…
O sea, argentinos a las cosas, como enseñara Ortega y Gasset,
Y en su primer discurso como Presidente de todos los Argentinos, que he titulado “días de vino y rosas” sus palabras serán luminosas, puesto que el primero de mayo de 1958 dirá ante el Parlamento:
“Debemos extirpar de raíz el miedo y el odio del corazón de los argentinos”
Recordando las tremendas luchas facciosas del siglo XIX.
“Recibimos y valoramos todo el pasado con sus grandezas y sus debilidades, pero ese pasado queda a nuestras espaldas”
Como decía el gran maestro hindú Krishnamurti “El pasado está muerto”
“Abandono toda política partidista. Declaro solemnemente que desde la Casa de Gobierno, no se hará política de partido”
Es decir El Estadista asumía los poderes que le otorgaba la República para todos los argentinos
“Debemos terminar con el sectarismo y la intolerancia, para emprender una tarea fecunda, basada en el respeto al adversario, el estudio en común de los grandes problemas nacionales y la participación de los más capaces en las tareas concretas”
Frondizi, como nos recordaba no hace mucho Nino Salonia, con su autoridad acostumbrada, respetaba la inteligencia en todos los ámbitos…
Dirá “O seguimos paralizados en nuestro desarrollo, empobreciéndonos paulatinamente, estancados en nuestras pasiones y descreídos en nuestras propia capacidad y nos despeñamos en el atraso y desintegración nacional, ó cobramos conciencia de la realidad, imprimimos un enérgico impulso y nos lanzamos con decisión y coraje, a la conquista del futuro, por el camino del progreso y de la grandeza del país”…
“La vida jurídica e institucional de la Nación se asienta sobre una realidad concreta: la realidad económica y social. No basta propugnar y defender la libertad…
Hay que establecer y mantener condiciones objetivas que permitan el goce universal de la libertad y el ejercicio pleno de los derechos”
“Un hombre necesitado, como un hombre atemorizado, no es un hombre libre”
Para El Estadista la política no era un mero concurso de oratoria…
“El movimiento obrero es el árbitro de su propio destino”.
No tiene dueños ni necesita tutores.
No hay justicia social verdadera sin la solución de los problemas económicos nacionales”
Aquí Frondizi reivindica la auténtica libertad de los gremios y el poder propio de los trabajadores, pero no se llama a engaño, sin agrandar la torta económica, muy poco se puede repartir…
Con respecto a la política petrolera aclarará que en su libro Petróleo y Política, había sostenido el monopolio estatal, pero teniendo en cuenta la necesidad de llegar aun rápido autoabastecimiento, para ahorrar divisas, había preferido por honestidad intelectual, privilegiar al país y no su prestigio personal…
A eso Don Arturo lo llamaba nacionalismo de fines vs. nacionalismo de medios. Es la misma política, la asociación del Estado con las empresas privadas que trabajen asociadas a él, donde el Estado lo indique que Deng Xiao Ping implementará en China 20 años después bajo el lema de “gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones” con los resultados a la vista y que el Estadista aclarara con estas palabras: “Nada es nuestro si está bajo la tierra. Es nuestro cuando sale a la superficie. Los peces del mar no son nuestros hasta que los pescamos. El petróleo comienza a ser riqueza cuando surge del pozo, lo transportamos, lo destilamos y lo utilizamos”
Con respecto a nuestros vecinos continentales dirá:
“Es necesario que los países de América Latina actúen coordinadamente frente a los organismos internacionales y las potencias inversoras a fin de defender concretamente las posibilidades de nuestros respectivos desarrollos.
Esta política conjunta debe conducirnos a acuerdos bilaterales y regionales, con vistas a la constitución de un mercado común latinoamericano, como culminación de los procesos previos de integración y desarrollos nacionales
Estamos unidos por ideales comunes, la concordia, la libertad, la democracia y el desarrollo”
Su visión de águila intuía mucho más allá que nuestro presente…No solamente un Mercosur que a veces parece solamente una unión aduanera, sino una integración vertebrada de la Patria Grande de los Libertadores, sin sacrificar sino complementando los respectivos desarrollos nacionales. Como un notable ejemplo de su sensible percepción global, son sus palabras en Japón, cuando expresa “El árbol de esta cultura milenaria tiene a nuestros ojos una milagrosa capacidad para dar sin descanso retoños nuevos “
E increíblemente, los eucaliptus de Hiroshima, similares a los que habitan nuestras pampas, renacieron después de la hecatombe nuclear, porque a pesar de la destrucción de su parte aérea, las gemas ó brotes de sus raíces, mantuvieron su capacidad natural de revivir hasta tres veces…
Y con respecto a la resistencia de la especie humana agregará con su fuerte humanismo “el hombre construye sobre ruinas y cenizas, olvida el infortunio y vuelve una y otra vez a comenzar”…
Pero alertará sobre las dificultades en las Naciones Unidas cuando diga: “el subdesarrollo económico es tan enemigo de la soberanía de un pueblo como los factores externos y políticos que la restringen ó anulan. Ningún país atrasado es plenamente independiente”…
Como miembro del Consejo de Paz que funciona como organismo de las Sociedad Civil en el Ministerio de Relaciones Exteriores, no puedo dejar de señalar la esencia gandhiana de su pensamiento cuando dice el Estadista:
“La vigencia de los derechos humanos necesita mentes despojadas de prejuicios, corazones liberados del odio, voluntades encaminadas a construir y no a destruir…
Es un llamado a la Paz y al entendimiento entre los individuos y entre las naciones
“La verdadera defensa del continente consiste en eliminar las causas que engendran la miseria, la injusticia y el atraso cultural.”
Con respecto a la Nacion dira:
“El desarrollo nacional se hará en profundidad y a lo largo de nuestra geografía. La Nación liberada de la pobreza en toda su extensión, desde las mesetas andinas hasta los ventisqueros de Tierra del Fuego, ya no tendrá provincias olvidadas”
“Todos los argentinos somos responsables del futuro de nuestra Patria Grande y de nuestras patrias chicas. Podemos elegir entre conservar el desnivel irritante entre provincias ricas y provincias pobres ó desarrollar los recursos del interior para que el país sea una poderosa unidad productiva y un gran mercado consumidor Podemos elegir entre una política que se aferre a los agravios y persecuciones del pasado o una política que signifique la unión y la concordia de todos los argentinos.
La lucha sigue siendo contra la injusticia, contra el atraso, contra la ignorancia, contra la opresión
La libertad y el orden no florecen en la miseria
Deben promoverse inversiones en masa para incrementar servicios e industrias básicas, para acelerar el desarrollo y difundir los conocimientos y capacitación tecnológica indispensable para dicho proceso.
La defensa de los ideales democráticos del pueblo argentino no es patrimonio de sector alguno. Todos los argentinos estamos obligados a preservar la dignidad nacional.”
Y con respecto a lo que esta ocurriendo hoy en el Planeta Tierra…Escuchemos su voz…
“El proceso tecnológico que es asombro y definición de nuestro tiempo ha unido a todas las naciones en un solo proceso histórico que es único y es universal. El destino de la humanidad se juega hoy en todas las latitudes y todos los hombres son protagonistas no solo de la historia que los pueblos elaboran, sino también actores de la historia universal.
La repercusión de un suceso particular no queda limitado a las fronteras nacionales. Los acontecimientos internacionales gravitan decidida y necesariamente en la vida interna de los países.
La Paz y el desarme son para las naciones subdesarrolladas requisitos esenciales de su propia existencia
El hombre que ya no puede matar a otros hombres sin el riesgo de destruir la especie, explorador y conquistador de nieves polares, profundidades marinas y espacios estelares, ya no tiene fronteras. La fraternidad humana se ve estimulada por esta eclosión de la inteligencia.
Sin embargo, dos tercios de los habitantes del planeta viven en la pobreza y en la incultura, mientras las naciones acumulan armas de destrucción que insumen recursos fabulosos.
La marcha del progreso exige que toda labor creadora sea presidida por una idea moral.
Esta idea no puede ser otra que servir a la causa de la liberación del hombre, liberación de la ignorancia, de la necesidad y del temor o sea realización plena de todas sus posibilidades espirituales y materiales.”
Como dijera Krishnamurti, desaparecida la parte física, queda la enseñanza y esto es lo que transmite el libro del cual soy autor pero habiendo querido ser, solamente un suave eco de las palabras del Maestro.
Un verdadero Maestro en el camino del Desarrollo, de la Paz y de la legalidad republicana.
Quisiera que este libro ayudara a la cultura democrática de todos los argentinos, a la conciencia que va más allá del acto eleccionario.
Y que sirva para eliminar de nuestro vocabulario lo que Tulio Halperín Donghi denominó la lucha facciosa que ensombreció el siglo XIX y parte del XX.
Arturo Frondizi demostró como dijera el gran periodista norteamericano Walter Lippman que los hombres inteligentes son capaces de cambiar.
Como diría Baruch Spinoza, el filósofo de los Países Bajos, fué uno de los hombres de bien que trató de compensar los males que aquejan a la Humanidad.
Para el judaísmo sería, sin duda, uno de los Justos.
Para el cristianismo y como buen hijo de inmigrantes nunca dejó de pensar en el Pan y el Trabajo y trató de hacer realidad la frase de Paulo VI: el desarrollo como nuevo nombre de la Paz.
Para el Budismo, abandonó la ignorancia, atravesó el conocimiento y alcanzó la sabiduría que es extender la compasión hacia todos los seres vivos, como lo demuestran sus Mensajes Presidenciales.
Como dijera Robert Kennedy en Buenos Aires, también Frondizi no se llamaba a engaño con respecto a la problemática común de la miseria, la ignorancia y la pobreza.
Esta Universidad que nos ha abierto sus puertas para este homenaje lleva el nombre de su hermano John, que dijera cuando fuera superada la crisis de los misiles cubanos y que sin duda suscribiría su amigo Arturo Frondizi, “Nuestro vínculo mas básico es que todos habitamos este pequeño planeta, respiramos el mismo aire, valoramos el porvenir de nuestros hijos y todos somos mortales”. .
Como los Kennedy, Frondizi dejaba detrás, en el Pasado la ideología y desde el Presente, diseñaba la Estrategia para el Futuro.
Por ello les pido a todos los presentes que difundan su pensamiento….
Es sin duda el más grande Estadista de nuestra Historia y con respecto al intrincado ajedrez de la política, fue y es una fresca brisa de mar que nos acompaña cuando estamos frente a sus palabras atemporales….
Muchas Gracias a Todos…
Fernando Miranda